lunes, 23 de abril de 2018

Día del libro.



De todos es sabido que celebramos hoy el libro aprovechando la coincidencia de la fecha del fallecimiento de estos dos genios de las letras.
Si bien es también sabido por casi todos que cuando Don Miguel exhaló su último suspiro, el bardo de Stratford estaría seguramente empezando la parranda que le llevaría a la tumba diez días después (Inglaterra no adoptaría el calendario gregoriano hasta 1752).

Ambos tocaron las matemáticas en sus obras. Aquí tenéis una muestra:

Los tres cofres (Visto en Tecnoxplora)

En El Mercader de Venecia de Shakespeare se propone un interesante juego de lógica. El rey ofrece la mano de su hija Porcia a quien lo resuelva. Sobre la mesa hay tres cofres: uno de oro, otro de plata y el tercero de plomo. Cada uno lleva una inscripción. Porcia debe casarse con el pretendiente que escoja el cofre que contiene su retrato.

Basándose en este pasaje, el escritor Raymond Smullyan confeccionó una serie de acertijos que reunió en ¿Cómo se llama este libro?. Estas son las inscripciones en uno de ellos.

En el cofre de oro: El retrato está aquí.
En el cofre de plata: El retrato no está aquí.
En el cofre de plomo: El retrato no está en el cofre de oro.

Porcia, generosa ella, da una pista más. Le dice al pretendiente que, como mucho, una de las inscripciones es cierta. ¿Qué cofre ha de abrir? La solución en los comentarios. O en la biblioteca.

El puente (Visto en Matemáticas en tu mundo)

En el capítulo LI de El Quijote, Sancho tiene que decidir sobre un problema de lógica, ya que desempeña el cargo de gobernador de la ínsula de Barataria.

- Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío (y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso). Digo, pues, que sobre este río estaba un puente, y al cabo de él, una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, del puente y del señorío, que era en esta forma: "Si alguno pasare por este puente de una parte a otra, ha de jurar primero a dónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar, y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna". [...].
Sucedió, pues, que tomando  juramento a un hombre, juró y dijo que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron: "Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre". Pídese a vuestra merced, señor gobernador, qué harán los jueces con tal hombre [...]"
La "solución" de Sancho en el cap. LI (2ª parte)
Un motivo más, por si faltaban, para leer las andanzas del ingenioso hidalgo.


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